martes, 23 de abril de 2013

Me encantaría creerme


Quiero… quiero llenar unos globos de helio y atarlos a mi corazón, los suficientes para que consiga elevarse alto y que llegue lejos, muy lejos. Y cuando caiga que alguien lo encuentre y se lo quede, porque yo no lo necesito, está roto, ya no sirve, ya no consigue querer a nadie. Llevará consigo una nota, explicando los motivos por los que he decidido que ya no lo necesito y también dirá en esa nota que una vez amó, que hubo alguien por quien latía, pero se averió porque no fue correspondido.


Quiero coger mis recuerdos y juntarlos todos, meterlos en una caja de madera y dejarlos a la deriva en el mar, para que se marchen acunados por las olas a la otra punta del mundo, y quizá con un poco de suerte la caja zozobrará y todos esos pensamientos se derramarán para mezclarse con el agua salada. Y allí flotarán hasta que alguna red los atrape, y quien los encuentre no sabrá de donde han venido ni a quién pertenecen. Aunque en ellos saldrán unos ojos verdes de mujer; pero no importa, porque ya no serán míos, ni los recuerdos, ni los ojos verdes.


Quiero coger un cuchillo y abrir mi estómago, y dejar que se escapen volando alegres las mariposas, que se vayan para siempre. Y cuando ya no quede ninguna pienso rellenar ese espacio vacío de cemento, para nunca más dejarme engañar por sus aleteos, para evitar que me hagan sentir esas agradables cosquillas. Porque ellas no entienden las órdenes del cerebro, son ingenuas y rebeldes, como tú; bonitas y alegres, como tú; son inquietas y dispersas, como tú; son el síntoma de que te quiero, a ti.

Quiero engañarme y me encantaría creerme. Escribo cosas que digo que quiero, pero en realidad es mentira, lo que de verdad me gustaría es tener todo el tiempo del mundo para estar a tu lado, me gustaría que cogieras mi corazón y le pusieras una tirita, y que le dieras un tierno beso sobre la herida. Me
gustaría que encontraras la caja de mis recuerdos, y que los observaras todos, uno por uno, y que te dieras cuenta de que apareces en todos ellos, los felices y los tristes, los primeros, los de en medio y los últimos y que te percataras de que el final está inconcluso, y que en el recuerdo postrero pone que quiero seguir teniendo muchos más como estos, contigo. Y quiero que las mariposas se queden, y que pasen de mi estómago a mi pecho, y a mi vientre, y a mi cabeza, que recorran por dentro y por fuera todo mi cuerpo, por tu culpa, porque tu estás aquí, conmigo. Quiero engañarme y me encantaría creerme.

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