Quiero… quiero llenar unos globos de
helio y atarlos a mi corazón, los suficientes para que consiga elevarse alto y
que llegue lejos, muy lejos. Y cuando caiga que alguien lo encuentre y se lo
quede, porque yo no lo necesito, está roto, ya no sirve, ya no consigue querer
a nadie. Llevará consigo una nota, explicando los motivos por los que he
decidido que ya no lo necesito y también dirá en esa nota que una vez amó, que
hubo alguien por quien latía, pero se averió porque no fue correspondido.
Quiero coger mis recuerdos y juntarlos
todos, meterlos en una caja de madera y dejarlos a la deriva en el mar, para
que se marchen acunados por las olas a la otra punta del mundo, y quizá con un
poco de suerte la caja zozobrará y todos esos pensamientos se derramarán para
mezclarse con el agua salada. Y allí flotarán hasta que alguna red los atrape,
y quien los encuentre no sabrá de donde han venido ni a quién pertenecen.
Aunque en ellos saldrán unos ojos verdes de mujer; pero no importa, porque ya
no serán míos, ni los recuerdos, ni los ojos verdes.
Quiero coger un cuchillo y abrir mi estómago,
y dejar que se escapen volando alegres las mariposas, que se vayan para
siempre. Y cuando ya no quede ninguna pienso rellenar ese espacio vacío de
cemento, para nunca más dejarme engañar por sus aleteos, para evitar que me
hagan sentir esas agradables cosquillas. Porque ellas no entienden las órdenes
del cerebro, son ingenuas y rebeldes, como tú; bonitas y alegres, como tú; son
inquietas y dispersas, como tú; son el síntoma de que te quiero, a ti.
Quiero engañarme y me encantaría
creerme. Escribo cosas que digo que quiero, pero en realidad es mentira, lo que
de verdad me gustaría es tener todo el tiempo del mundo para estar a tu lado,
me gustaría que cogieras mi corazón y le pusieras una tirita, y que le dieras
un tierno beso sobre la herida. Me
gustaría que encontraras la caja de mis
recuerdos, y que los observaras todos, uno por uno, y que te dieras cuenta de
que apareces en todos ellos, los felices y los tristes, los primeros, los de en
medio y los últimos y que te percataras de que el final está inconcluso, y que
en el recuerdo postrero pone que quiero seguir teniendo muchos más como estos,
contigo. Y quiero que las mariposas se queden, y que pasen de mi estómago a mi
pecho, y a mi vientre, y a mi cabeza, que recorran por dentro y por fuera todo
mi cuerpo, por tu culpa, porque tu estás aquí, conmigo. Quiero engañarme y me encantaría creerme.
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