Cada noche, cuando la larga jornada se agota, me siento frente a mi viejo piano, con las manos descansando sobre mis piernas, y en ese mismo momento comienza a sonar una canción en mi cabeza. Conozco su partitura, pues yo mismo la compuse, y siempre intento volver a tocarla, intento deslizar mis dedos sobre las nacaradas teclas, pero justo entonces comienzan los temblores, comienzan los recuerdos y las lágrimas.
Y recuerdo los días de lluvia, sentado frente a la ventana, creando, inventando, soñando, flotando entre notas de piano; y las tristes melodías que derramaba en los cielos grises. Y recuerdo tus pasos livianos acercándote por mi espalda, y recuerdo que te sentabas a mi lado y apoyabas la cabeza sobre mi hombro, dejando que tu pelo cayera sobre mi pecho en una cascada de negros rizos; y me rodeabas con tus brazos por la cintura, y todo aquello me inspiraba y el amor escribía las partituras, la música más bella jamás imaginada.
Y también recuerdo las noches de verano, sentado como siempre frente al piano, con el torso desnudo, sintiendo la suave brisa sobre mi piel y recuerdo la quimera, la fantasía, la melodía más viva y colorida, la fuerza de los alegres acordes. Y tú pasabas junto a mí, para asomarte por el balcón, y aun recuerdo esa leve caricia que recibía mi cuello, que provocaba un escalofrío que recorría mi cuerpo, y aun puedo oler el perfume, ese olor a flores frescas que dejabas con tu estela.
Y ahora me acuerdo de aquella canción, tan melancólica, tan calmada, tan apagada y que contradicción, tan jovial, tan sentida, tan llena de vida. Aquella última composición, mi partitura más querida, dirigida a lo que más deseaba. Y desde entonces, cada noche, desde el momento en que supe que te marchabas, que tu llama se extinguía, me sentaba en mi piano a tocar nuestra sinfonía. Y recuerdo tu cara, tu dulce mirada, recuerdo que tus ojos derramaban una lágrima de alegría y siempre quedarán grabadas tus palabras, que se repetían con cada luna:
“Cariño, siento tener que abandonarte, pero no temo a lo que me va a suceder, porque cuando tenga miedo puedo tararear nuestra canción, y sentir que estoy junto a ti, y sabré que somos eternos, que nuestro amor quedará escrito en una bella sonata, y pensaré en como tus dedos fluyen alegres entre negro y blanco, entre marfil y basalto. Y en tu respirar sereno, y ese leve cabeceo cuando estas tocando y disfrutando, y en tu suspirar de amor cuando estas sentado frente a tu piano. Y en mis noches en vela sentada a tu lado, y pensaré que en mi vida jamás ha tenido lugar el silencio, siempre han existido unos delicados acordes que me llenaban de agradables sentimientos, por eso no tengo miedo, por eso; mi amor, te quiero”.
Pero ahora todo aquello se ha perdido y de lo que tenía ya solo queda esa sonata, que se ha convertido en añoranza, pero que en el fondo sigue siendo un resumen de mi vida, lo que amé y lo que perdí, lo que creó nuestra ilusión, lo que forjó nuestro cariño, una ajada partitura que repaso cada noche, que retumba en el interior de mi pecho. Y yo me aferro a ella, porque se, que aunque ahora me duela, es mi única esperanza para poder, algún día, volver a sentir aquello que tenía, poder volver a poner mis manos sobre las suaves teclas de mi amado piano.
3 comentarios:
Jodio, asi llora cualquiera. Jajaja
Gaminides, ogro en apariencia, pero elfo de corazón, te leo cada noche entre amores y pasiones, y esta vez has logrado estremecerme por completo, amigo mío.
Cuando nos encontremos, no sé si pegarte una colleja para que te vuelva a salir pelo por haber provocado una pequeña punzada de tristeza en mi enamorado corazón o felicitarte por haber hecho que me emocionara tanto con tu escrito.
Escribes bien, cabronazo.
Sabes que te sigo y te leo, desde las tinieblas (por algo soy más gótico que una gárgola de "Notre-Dame", ¿no? jajajaja).
Por cierto, activa la opción de tener "Seguidores", que se te acumulan los fans y necesitan un lugar para poder acceder fácilmente a tu blog.
Nos vemos bajo el faro de Luskan o en las profundidades de las Colinas de las Estrellas, donde tú dispongas.
Ya te comenté ayer que me había gustado tu relato, puedo ver en él la sensibilidad de un chico romántico y la dulce melodía de un corazón enamorado.
Me alegro de haber podido disfrutar de tu escrito.
Un mordisquito en la yugular xD
Publicar un comentario